UN VERANO MÁS EN EL SEI

Como cada año, durante este mes de agosto ha tenido lugar el programa de primera acogida, en el que han participado más de 40 menores recién llegados a Pamplona y que, en esta ocasión, provienen de 20 países diferentes (Marruecos, Siria, Colombia, Ghana, Nicaragua, Brasil, Perú, Pakistán, Ucrania, Kenia, Bolivia, Ecuador, Honduras, Argelia, Rumania, Nigeria, Senegal, República Dominicana, Gambia y Argentina). Dependiendo de la edad, se les ha dividido en dos turnos diferentes para la parte socioeducativa y también para la de participación comunitaria.

Además, el éxito del programa se debe en gran parte a las personas voluntarias, que semana tras semana han acogido y acompañado a los y las jóvenes en el aula, aunque tampoco se puede pasar por alto la figura de los y las premonitoras: otros chicos y chicas que han pasado por la misma situación que los que han entrado este año en el SEI y que ahora participan en este programa de primera acogida a través de las actividades que se han ido organizando.

En total, han sido cuatro semanas que han permitido compartir experiencias, crear vínculos y empezar a conocer Pamplona, sobre todo para aquellos que llevan menos tiempo en la capital navarra y en la Comarca.

1.ª semana

Tanto el grupo de los pequeños como el de mayores empezaron el programa de la misma manera: con un día de juegos para presentarnos y conocer a sus futuros compañeros de aula y de ocio. Tras este primer día cargado de nervios y emoción, la semana continuó con cada grupo realizando pruebas de nivelación de castellano y matemáticas para poder ir trabajando de manera más individualizada a lo largo del mes.

Siguiendo el objetivo de conocernos mejor, el espacio de participación estuvo enfocado en hablar de los distintos países de origen: la comida y las tradiciones típicas; idiomas que se hablan; y también qué es lo que más les gustaba a los menores de su país y qué les gusta de su nueva ciudad. Además, ese viernes el grupo de los pequeños pudo disfrutar de un día en el río de Huarte: aprovechando el buen tiempo, pudimos pasar unas horas en la naturaleza y recuperar energías para empezar la segunda semana aún con más ganas.

2.ª semana

Cuando alguien se muda a un nuevo lugar, no solemos darnos cuenta de lo importante que es entender cómo funciona el transporte público. Por eso, los grupos trabajaron sobre los diferentes transportes del mundo y, por clases, comentaron cuáles conocían y cómo son en sus países. Después, participaron en una gimkana de villavesas para familiarizarse con los autobuses de aquí. El resto de días, siguieron completando en las aulas los cuadernillos para ir mejorando sus niveles en castellano y matemáticas y, como no todo es clase, el resto de la mañana lo pasaron jugando con globos de agua.

Esa semana, fueron el grupo de los y las mayores quienes disfrutaron de unas horas en el río de Huarte y pudieron refrescarse en un caluroso viernes.

3.ª semana

El lunes, el grupo de txikis escucharon y practicaron una canción acerca de la contaminación del agua y con lo que aprendieron después de trabajar el tema, fuimos al río Sadar para recoger muestras y analizarlas más tarde en el laboratorio de la UPNA con Bosco Imbert, profesor e investigador del Departamento de Ciencias. El grupo de mayores, por su parte, hablaron sobre fotografías históricas y, en la actividad de participación, ellos y ellas mismas se convirtieron en fotógrafas.

Como ya era habitual, siguieron avanzando con los cuadernillos y, esta vez, para desconectar de la rutina y conectar entre ellos, los chicos y chicas fueron a Mendillorri para pasar un rato practicando deporte.

La actividad conjunta de ese viernes tuvo lugar por la noche. Reunió al grupo de pequeños y mayores y juntos aprendieron más sobre las estrellas y el universo e incluso pudieron ver el cielo nocturno a través de telescopios. ¡Primera vez para muchos!

4.ª semana

La cuarta y última semana llegó más rápido de lo que nos esperábamos. El lunes y el martes los dos grupos leyeron sobre la tercera guerra carlista y, después, pusieron en práctica sus habilidades con el escape room de las murallas: El bloqueo de Pamplona.

El miércoles y el jueves fueron dos días muy emotivos porque llegó un momento que parecía muy lejano: la despedida. Como el primer día, fueron unos momentos cargados de emociones y con alguna que otra sorpresa y, aunque no nos vamos a olvidar nunca del SEI, todos nos llevamos una tarjeta con las dedicatorias de nuestros compañeros como recuerdo.

De todos modos, aún quedaba un día más y para acabar la semana, el mes y el programa, todos juntos disfrutamos de un día en las piscinas de Aranzadi. El calor nos animó a darnos más de un chapuzón y fue el broche final a unas semanas inolvidables.

En resumen, agosto ha sido un mes muy completo para todas y todos: menores, voluntariado, personal del SEI y premonitores. Dayra, una de las participantes lo define como «un verano diferente». Al principio pensaba que el programa estaría más enfocado en estudiar y esperaba que la gente fuera más «gruñona», pero la realidad es que todo el mundo le ha parecido «muy amigable». Alexander, otro de los menores, explica que su actividad favorita fue el juego del pañuelo y admite que el primer día estaba nervioso, pero que los últimos días ya no quería que el mes acabara.

Como estudiante en prácticas y voluntaria, este mes ha sido una experiencia que volvería a repetir una y otra vez. Algunas de las otras personas voluntarias con las que he tenido la suerte de trabajar codo con codo coincidían conmigo en que no sabían muy bien qué esperar del programa. Al principio, nos sentíamos también como las y los menores que han participado: nerviosos, con inseguridad ante esta situación nueva… Pero, el último día, al verles el brillo en los ojos —e imaginarme las sonrisas debajo de las mascarillas— pude estar segura de que dedicar el mes de agosto a este programa ha valido la pena y, sin duda, compartir nuestro tiempo con las y los menores y con el equipo del SEI nos ha permitido aprender mucho y plantearnos cuestiones sobre la migración y el duelo migratorio que antes pasábamos por alto. He llegado a oír decir que la Asociación es como la cocina de una casa: esa habitación acogedora reservada a los más cercanos, algo así como el corazón del hogar.

Así que este es mi mensaje para todas aquellas personas que quieren ayudar a otras, pero no saben dónde pueden aportar su granito de arena o aún no se han atrevido a dar el paso: en el SEI recibes incluso más de lo que aportas y sientes que eres una parte fundamental de esta familia tan intercultural, es un «yo te ayudo y tú me ayudas». Por eso, ¡sería todo un placer que os pasaSEIs por aquí!

IONE GÓMEZ ELDUAYEN

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