En Septiembre de 1999 se fundó el Servicio Educativo Intercultural, año en el que un reducido grupo de personas voluntarias comenzaron a reunirse para estudiar y reflexionar sobre una realidad que cada vez era más visible en nuestra ciudad: la llegada de personas inmigrantes. Inquietaba especialmente el proceso de reagrupación familiar, la llegada de los hijos e hijas de las personas inmigrantes y su integración social. Para dar respuesta a esta situación, se empezó a trabajar con un pequeño grupo de alumnos y alumnas de procedencia dispar que estaban cursando la etapa de la ESO, con el fin de crear un espacio donde pudieran compartir sus experiencias y sus dificultades de adaptación a un contexto nuevo para ellos. Este espacio tenía un marcado carácter educativo aunque también contemplaba la vertiente social de la intervención.